“Qué se siente cuando alguien te quiere”

Una tarde de abril de hace casi tres años. Termino de dar la clase de aikido con nuestro grupo de adolescentes en el patio de los servicios sociales del distrito Centro, cuando se me acerca Natalia y me dice: “Luis, ¿puedo hacerte una pregunta?”. “Claro, dime”. “Profe, ¿qué se siente cuando alguien te quiere?”. No recuerdo bien qué le dije, lo que sí recuerdo perfectamente es que me quedé con la sensación de no haber sabido dar respuesta a su pregunta.

Es así como me surge el reto de construir una herramienta educativa específica para el desarrollo de la inteligencia emocional: Una herramienta sencilla, accesible y polivalente. Con un método, que se pueda enseñar y aprender, y que además permita evaluar lo logrado. 

Me planteé utilizar una metodología innovadora (que integrara la solución de problemas, el aprendizaje socioemocional y la gamificación), con una sólida base científica (que incorporara los últimos avances de la neurociencia y los modelos de inteligencia socioemocional) y todo lo necesario para ponerla en práctica (con formación y supervisión para profesionales y familias).

Así nació Emolab, la Baraja de las Emociones. Una herramienta educativa en forma de juego con una baraja de cartas divididas en cuatro familias de emociones que reproducen la expresión facial correspondiente a cada emoción según el estudio de Paul Ekman, en el rostro de niños y niñas de diferentes culturas, con el nombre de las emociones en varios idiomas. Además, contiene cartas de acción que permiten reproducir en las mecánicas de juego el funcionamiento del sistema perceptivo-reactivo y sus implicaciones en la comunicación y la interacción personal. 

Con ellas se puede jugar al trébol o a las parejas, amplían su vocabulario emocional al tiempo que se divierten (de hecho, luego nos piden las cartas para jugar en el recreo). Pueden jugar a definemociones y al bingo para aprenden a expresar lo que sienten y a comprender lo que sienten los demás. Esto le permite al profesor recabar información valiosa de las dificultades que experimentan sus alumnos para poder abordarlas después, ya sea a nivel grupal o individual. Cuando juegan al tabú y a adivina lo que siento, desarrollan su empatía y aprenden cómo funciona su sistema perceptivo-reactivo. Y cuando una adolescente como Natalia se enfrenta al reto de resolver el sudoku, descubre con la solución cuál es el mapa de las emociones y el juego le sirve para poner en palabras su mundo interior y analizar, a continuación, en el laberinto de la felicidad la eficacia o no de sus reacciones para afrontar las situaciones que las provocan.

Después de concebir la idea inicial, me dispuse a ponerla a prueba en distintos contextos educativos dentro y fuera del aula (en Primaria y en Secundaria, con menores y familias en servicios sociales, en formación y supervisión de profesionales, en talleres para familias…) para ajustar las mecánicas de juego, corregir el diseño de las cartas, y madurar, completar y corregir el método, evaluando su eficacia para el desarrollo de las distintas competencias socioemocionales.

Pepa López Delgado, profesora de Primaria del colegio Torrevilano, accedió generosamente a poner a prueba el prototipo inicial y calibrar la viabilidad del proyecto.

Carol Sánchez Arévalo, jefa de estudios del colegio Nebrija Rosales, nos permitió hacer un testeo a mayor escala y nos ayudó a terminar de afinar la metodología, después de lo cual pudimos formar al profesorado para aplicar Emolab en todo el centro como herramienta para la mejora de la convivencia.

Con Ana García Vázquez, profesora de Filosofía en el SIES Humanes, comenzamos a emplear Emolab en Secundaria y aplicamos el test TIEFBA a fin de evaluar las competencias adquiridas.

Gracias a la colaboración de todas ellas, y al apoyo entusiasta de otros profesionales, Emolab es hoy una realidad.

 

La experiencia del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Madrid

Mª Paz Gris Maroto, orientadora del Colegio Nuestra Señora del Carmen, nos cuenta su experiencia:

“Nosotros venimos utilizando el Banco de Herramientas Audiovisuales, en el marco del programa Educación Responsable que ayuda a los jóvenes a conocerse y confiar en sí mismos, comprender a los demás, reconocer y expresar emociones e ideas, desarrollar el autocontrol y aprender a tomar decisiones responsables. Uno de sus recursos educativos utiliza los audiovisuales como eje central de los procesos y procedimientos con los que promover el desarrollo de las competencias emocionales, cognitivas y sociales. y este curso también hemos incluido la práctica con Emolab que les está resultando muy atractiva como procedimiento a los adolescentes al igual que los audiovisuales.

Yo lo trabajo en el aula de apoyo junto con la profesora de Pedagogía Terapéutica, con los siguientes alumnos:

Un alumno con TEL (con dificultades expresión oral), un alumno TEA, dos TDHA (combinado), dos con discapacidad mental ligera y un alumno con problemas de comunicación por bloqueo emocional además de discapacidad mental ligera. Jugamos todos juntos, una hora los viernes.

A veces juegan en grupos y otras individual. Me esperan con verdadera ilusión, empezamos siempre jugando al trébol y luego al juego de las parejas y después hacemos el juego en que tienen que adivinar la carta del compañero expresando una situación en la que se hayan sentido como en la carta que les ha tocado o definiendo con sus palabras la emoción. Normalmente prefieren contar una situación. Por ahora no hemos avanzado más, vamos haciendo una rutina y no quieren saltarse ningún juego.

Se está creando un clima de confianza y me admira ir viendo como el alumno con bloqueo emocional va expresando situaciones que ha vivido en las que ha sentido miedo. Hablan todos. También me sobrecoge oír cómo identifican las emociones en los demás, incluso se dan consejos. Nos sorprende porque tienen dificultades y no los veíamos capaces.

Se están mejorando las habilidades sociales de estos chicos, su empatía, la capacidad de comunicación, el autocontrol (guardando su turno y tolerando perder), aumenta su autoestima (se alaban cuando consiguen hacer parejas en el juego de la memoria y cuando ganan), así como su capacidad de atención y memoria.

La profesora de pedagogía terapéutica me agradece de corazón que esté aplicando este material. Todavía llevo poco tiempo, estoy segura de que al final de este curso podré valorarlo mejor.”

 

Conclusiones

Antonio Damasio afirma que “Las emociones no son un lujo, sino un valioso recurso en la lucha por la existencia”.

Y es verdad, la naturaleza nos regaló las emociones… aunque olvidó dejarnos las instrucciones.

Por eso, para que en el juego de la vida todos podamos jugar con las mismas cartas, para que una niña como Natalia no tenga que preguntar con 13 años qué es lo que se siente cuando alguien te quiere, merece la pena que aprendamos a jugar con ellas. 

Luis Blanco Laserna

Educador social. Creador de Emolab.

#barajadelasemociones